jueves, 10 de octubre de 2013

UNA CALLE PARA DOS

 UNA CALLE PARA DOS

   Esa noche el frió helaba los huesos. Buscaba abrigarse con sus propios abrazos, esa misma noche, cuando ya pensaba largarse a su casa, ella apareció a lo lejos con su vestido, que se mecía al compás del viento, como si la noche fuera eterna caminaba lentamente. Él le escucho pronunciar su nombre como adivinando que estaba por marcharse.
   El   observaba cual pirata a su tesoro. Boto el pucho del cigarro, acelerando sus pasos, fue a su encuentro. La tenía en sus brazos, el perfume que de ella se desprendía, lo aturdía, busco sus labios, la beso desquitándose todo lo esperado, en medio de la calla desierta sus manos no daban tregua a sus caricias, su novia a diferencia de otras noches olía  diferente; estaba callada demasiado silenciosa, el supuso que había burlado la vigilancia, por eso llevaba tan poco abrigo en esa noche tan fría.
  La tenía en sus brazos, cuando el perro del viejo Juan, paso dando alaridos, como si algo lo hubiera lastimado, fue en ese momento el que lo volvió a la realidad: su beso de despedida a sus amada fue triste como cada noche. El escucho cuando ella se marchaba, siempre te amare, como un pequeño eco en plena calle desierta.

  Al amanecer, el marcho a su trabajo, pasando por la vereda del frente a la casa de ella. Busco con la mirada la ventana derecha, pero no logro ver nada y siguió su camino.  Al atardecer volvió por el mismo camino con la esperanza de verla en la ventana, se quedó inmóvil al ver a una vieja regordeta que alzando una mano lo llamaba. Él se angustio por el problema que se venía, acelero su paso, la vieja jadeando lo perseguía, llamándolo por su nombre de pila, esos lo detuvo en seco. Siempre había escuchado de la boca de las ancianas, llamarlo por adjetivos como, vagabundo, infeliz y otros. La vieja, cogiendo su mano, lo llevo a la casa, cruzando la calle, ese perfume volvía a sus sentidos, lo aturdía, lo sofocaba, cuando más cerca estaba de la puerta su corazón se detenía por un instante ante un presentimiento, cuando sus ojos vieron lo que nunca imagino. La noche se volvió más fría y oscura cuando abrazado al cuerpo inerte de su amada sus recuerdos lo llevaron a la calle donde siempre se encontraban.

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